Entendemos la importancia de adaptar nuestros enfoques a las diferentes culturas y tradiciones presentes en nuestra población. Nuestro equipo está capacitado en prácticas interdisciplinarias que fomentan el respeto y la inclusión. También comprendemos que un espacio en donde se pueda hablar la lengua materna es habilitador de la palabra para expresar el padecimiento y sentirse alojado.
La interculturalidad implica el respeto por la propia cultura del consultante y las diferencias que pueda tener con la nueva cultura. Se juegan aspectos como la identidad, la xenofobia y el racismo, el desarraigo o duelo migratorio, asi como las dificultades en el lazo social. Es por ello que nuestro equipo de profesionales posibilitan hablar en distintos idiomas, son de distintas culturas y muchos/as de ellos/as han experimentado el proceso migratorio.
Identidad
Migrar implica reconfigurar quiénes somos en un nuevo contexto. Ofrecemos un espacio terapéutico seguro donde podrás explorar los cambios identificatorios, integrar tu historia personal y cultural, y encontrar un sentido de pertenencia sin renunciar a tu autenticidad. Migrar conlleva profundas preguntas a nuestras propias identificaciones, a veces encontrando nuevas y facilitando el proceso de integración, otras veces dificultando nuestra propia expresión de la identidad. A veces se puede ser juzgado o sentirse juzgado por conductas y costumbres del país de origen lo cual conlleva a forzarme a cambiar costumbres y conductas aprendidas en mi propia historia para poder (sobre)adaptarme, ello puede conllevar a un sufrimiento.
Diferencias culturales
Adaptarse a nuevas normas sociales, valores y costumbres puede generar confusión, frustración o aislamiento. Nuestro trabajo terapéutico te ayuda a elaborar el impacto de las diferencias culturales, favoreciendo una integración respetuosa y consciente, a través de la incorporación de tu propia historia en un nuevo entorno cultural, el cual incluye diferencias en: los modos comunicacionales, los modos de relacionarme, los horarios, las diferencias en las tradiciones y la cotidianidad. Pero también favoreciendo la valoración de la propia cultura en la nueva comunidad de destino. El trabajo implica sostener la diferencia sin perderse en la otra cultura, pero tampoco aislándose en la propia cultura.